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Mostrando entradas de mayo, 2009

De regalo un tunel y...

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Un túnel no tiene tiempo. Su principio es el todo, el todo es infinito, como la palabra. Cómo esperar. Para utilizar un túnel en la espera se debe mirar fijamente adelante. No se debe pensar en la sal que corroen los sentimientos y que nos conviertan en monumentos inútiles y paralíticos. En las estatuas de sal, sólo las lágrimas hacen grietas en las comisuras de los labios que nos impiden besar al futuro ser amado. Es imprescindible mirar atrás a través del túnel, que es un espejo retroviral que nos limpia las enfermedades y nos desahoga las rabias. Cómo viajar. Primero.- Se debe registrar la cantidad de lugares en los que uno no ha querido estar para solicitar un equivalente inverso. Después se debe empezar a coleccionar aromas y olores varios. Las fotos no sirven. Segundo.- Se debe estar preparado para el retorno, la estadía temporal o el eterno. Para cada una de ellas, se deben cambiar los ojos, la forma de escuchar la lluvia, hablar con la montaña y venerar el frio de la distancia.

La escafandra y la Mariposa

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Me pregunto si serías capaz de amar a alguien así de desconsoladamente gordo. O a alguien desgraciadamente raquítico y esquelético. O a alguien que no pueda ni moverse, deshacerse de si mismo; de eso que lo paraliza y lo inutiliza cuando te ve o te escucha. De todas las peores cosas para arrepentirse, la peor es el miedo que inmoviliza y deja que te marches. La escafandra y la Mariposa Ahora tengo la impresión de que mi vida ha sido una serie de pequeños fracasos. Las mujeres que no supe amar. Las oportunidades que no supe atrapar. Los instantes de felicidad que dejé pasar... Sabía el resultado de la carrera, pero era incapaz de apostar por el ganador. Estaba ciego y sordo? o era necesaria la luz de la desgracia para descubrir mi auténtica naturaleza? ... Acabo de darme cuenta de que además de un ojo tengo otras dos cosas que no están paralizadas: mi imaginación y mi memoria. La imaginación y la memoria son las dos únicas vías para escapar de mi escafandra. La distancia no es una camis

Jakonta Bicentenaria

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Tenía ganas de hablar de algunas ocurrencias de la “Oligarquía Paceña” como de inundar la larga noche de museos en nombre de la sacrosanta cultura paceña y deleitarse con las historias de los fantasmas, sacarse fotos en la benemérita casa de la Cruz Verde –igual que cualquier turista japonés- y luego preguntar que es ese curioso y embriagante brebaje caliente color té, con palitos flotando servidos en botellas de vino, aunque en eso se han tenido que topar con la novedad de que la noche de museos se había vuelto una extensión del mercado Lanza, que al igual que el universo, se expande miles de kilómetros a cada segundo… y eso que aquí no ha habido ningún big bang, sólo las cuestiones del Bicentenario, que se parece pero no es igual. Algunas veces les digo a mis alumnos de la universidad, que el mundo no empieza en San Miguel y termina en el Cine Monje Campero. Les digo que aventurarse a los extramuros de la ciudad puede traernos gratificantes experiencias dignas de ser vividas. Pero d

Ayeres II

Uno de los primeros recuerdos que tengo de la casa de mi abuelastra es que comíamos los domingos, invariablemente a la misma hora y el mismo menú –sopa de maní y pollo al horno-en un comedor largo y lúgubre y de fondo se veía un pasillo que daba hacia una terraza que tenía una casita hecha como para un duende; ahí, sentada con las rodillas hasta las mejillas, comía callada María. Después de subir y bajar, trayendo y llevando vasos, platos y otros varios, María se sentaba y comía el pollo con las manos. Yo peleaba con las alas y los tenedores. Sus manos brillosas le daban asco al abuelastro que le pedía que se las lave antes de servir el coctel de naranja y singani. Imilla sucia Caramba!!! Yo nunca hablaba con María. Por ese entonces, yo vivía en una cocina con una ventana muy grande, al lado de un anafe de kerosene que tiznaba toda la pared; la cocina de gas dejó de ser un adorno y pasó a ser una mesa, ya que se hallaba sin uso por la falta de gas (tiempos de la Unión Democrática Po

Dolls

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Cada cosa se ve y llega en su tiempo. En septiembre, me regalaron trece películas de un tal Takeshi Kitano, anoticiados seguramente mis amigos de que me fascinaba la vida de los Yakuzas y la onda de la mafia japonesa Así es que no me esperaba encontrar esta oda a la culpa y la soledad hecha película siete meses después. No soy un crítico de cine y más al contrario a veces prefiero olvidarme de mi pequeño mundo y ver algo que me haga reír, como “Locos por Mary” o “Al diablo con el diablo” pero hay películas que a uno le cambian la vida y Dolls es una de ellas. Ya las primeras escenas de Bun- Raku (Teatro de marionetas japonés) nos dice que no será una típica de las pelis de Kitano, llenas de sangre y violencia a más no poder. Matsumoto, rompe con su novia (el amor de su vida) Sawako, para casarse con la hija de un millonario Japonés que le aseguraría una vida sin sobresaltos como la tenemos algunos,(…) bueno, la cosa es que la Sawako se vuelve loca al enterarse de que el Matsumoto se va