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Mostrando entradas de agosto, 2009

In Extremis

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Si el amor -antes que la muerte- te sorprende en cualquier esquina de la ciudad de Montevideo; si caminando por la Ciudad Vieja en tu afán de llegar al mercado del puerto para comprar unas merluzas, eres sorprendido por una tormenta bíblica y si en tu natural deseo de conseguir cobijo te arrimas al zaguan de un edificio medio vestusto y ahí invaden tus sentidos algunos sensuales aromas que te recuerdan antiguas noches de pletórica alegría y tu vista es saturada por un angel de traje azul, dimensiones perfectas y cabello metafisicamente sedoso que al igual que tu, se proteje de la tormenta fumando despreocupadamente un cigarrillo Lucky Strike, puedes hacer tiempo mientras amaina el temporal contándole de donde vienes y a donde vas, aunque eso no sea más que una idea o algo que ni tu sepas. Le puedes contar que allá, de la ciudad de donde provienes, la lluvia es un fenómeno tan escaso y curioso que debe ser tal vez la segunda o tercera ocasión que ves y sientes la lluvia. Probablemente

Montevideo o La plata no vale nada...

No voy a contar de mis tristes peripecias atravesando la Argentina y de como casi pierdo el bus por no poner en hora mi reloj al cruzar la frontera o como todo el mundo piensa que soy mexicano hasta que digo yaaaaaaaaaaa y entonces se desubican mas todavia, no; hoy voy a hablar de Uruguay, un País que quise conocer desde mi tierna infancia, por contados heroes futbolisticos de otrora como Franccescoli, el Chino Recoba y un par de lejanos recuerdos paceños más ligados a Uruguayas de paso a un "congreso de psicología" que hoy deben vivir con sus wawas poblando este pequeño y hermoso país que me acoge hoy noche, en la ciudad de Montevideo.  Vamos a empezar por que a uno siempre le choca salir del país e irse a australes latitudes para meditar sobre la incertidumbre del destino. Resulta que a ratos todo lo que uno creía ya no es, que el lugar que detestaba ya, por cansancio y una larga lista de etcéteras se convierte en un paraíso comercial. Por eso he decidido que al regresar vo

Penas de Buenos Aires.

Mario Quintana cuenta que durante la dictadura de Videla estuvo detenido en un cuartel militar. Cuenta que por las noches los gritos le atravesaban el alma, que mirar el agua que salia de un grifo oxidado en las manyanas, era un prodigio de vida, un espectaculo que le decia que seguia vivo a pesar de todo. En las noches, los guardias, escogian al que debian torturar. Los presos escuchaban la puerta de alguna celda abrirse y despues los gritos de dolor y los insultos... Una noche los guardias dijeron: "Vamos a darle al viejo" y Mario penso, "como le pueden hacer eso a un pobre anciano" Despues escucho que abrian su celda. Meses despues, estaba montado en un avion con destino a Suecia como exiliado. Mario tiene 90 anyos y cuenta historias fantasticas de la dictadura, de cuando conocio al che, de sus mil exilios comunistas, de cuando farreo una noche entera con augusto Cespedes y Carlos montenegro y de por que Peron queria desaparecerlo de la Argentina. Se acuerda de