Una carta a destiempo para el Sr. A. H. jefe del Tercer Reich.

Nota: Perdida para siempre la ubicación y el rastro de la carta original que leerán a continuación y después de haberme pasado varios meses y años buscándola inútilmente en los archivos de la benemérita Hemeroteca Municipal de La Paz, intento reproducir  este artículo escrito (según recuerdo) de forma epistolar por el famoso periodista Alfonso Prudencio "Paulovich"  y publicada en su eterna  columna: "La Noticia de Perfil" hace ya varias décadas atrás, después de que William Camacho haya sugerido que deberíamos re escribirla, ya que bien podría ser usada en estos tiempos de "exacerbaciones regionalistas". Faltando voluntarios para la tarea, hoy me doy el gusto de saldar una deuda con todos aquellos a los que, entre copa y copa, les conté del dichoso artículo que jamás pude hallar, tratando de incluir en esta versión, la mayoría de detalles que recuerdo y me parecen importantes, no siendo de ninguna manera fieles al original, pero tratando de salvar con mi escaso talento su espíritu e ironía. Aclaro finalmente, que lo hago sobre todo, como una humilde forma de rendirle homenaje a don Paulovich y a su humor negro, que tantas noches nos ha salvado del aburrimiento con su ironía y, cómo no, con su inmortal Diccionario del Cholo Ilustrado.
Oscar Martínez.

La Paz, 20 de diciembre de 1942

Sr.
Adolf Hitler.
Comandante en Jefe del Tercer Reich
Presente.-

Estimado Adolf:


                               A tiempo de saludarlo  muy cordialmente  y felicitarlo por sus logros en el campo bélico, que incluye la total aniquilación de Francia, la ocupación de París, la meteórica destrucción de Polonia y la formidable aplicación de la blitzkrieg en el frente occidental y el norte de África, que le deparará las glorias para usted y el Recih que tan acertadamente preside, le hacemos llegar la presente, a fin de solicitarle muy encarecida y respetuosamente a su digna autoridad, dejar sin efecto las terribles amenazas que ha vertido sobre nuestros humildes países, que sin tener parte ni beneficio en estas aventuras guerreras, han osado sumarse a los aliados y declararle la guerra al Eje que usted lidera con tanto acierto.

Como usted imaginará, desde el día en el que (comprensiblemente) ha amenazado bombardear y reducir a cenizas las capitales de los países que han tenido semejante osadía, las potentes luces de los reflectores que buscan los bombarderos de la Luftwaffe en la honda negrura de las noches paceñas, no nos han dejado dormir y a veces ni siquiera pestañear durante más de un mes a todas las gentes de esta vecindad, con la consecuente y fatigadora somnolencia que ha convertido el cotidiano acto de vivir en una verdadera pesadilla.

Por lo tanto, usamos lo poco de cordura y buen juicio que aún nos queda, para ponerle urgentemente sobre aviso, que la capital de la República de Bolivia es la ciudad de Sucre y de esta manera se rectifique tan terrible mal entendido.

Sin otro particular y esperando que no escatime recurso alguno en aniquilar finalmente a sus enemigos, nos despedimos de usted muy atentamente, reiterándole nuestras atenciones más distinguidas.


Ciudadano Alfonso Prudencio (Paulovich)
Presidente A.I. del comité por el sueño de los justos.

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